miércoles, 25 de mayo de 2016

Sobre Parnasos y papeles de sindicatos imaginarios


Javier Cinca Monterde es ya un clásico del mundo “underground” zaragozano. Consciente de que nunca ha querido ser “mainstream”, de que como sus gustos musicales, su paso por el mundo de la cultura iba a ser “a su aire”, a su libertad. Rehúye boatos, partes traseras de autoridades tan antojadas y tan lamidas por los trepas de siempre. Jamás ha pretendido estar, ha preferido ser. Y así le va. De bien, pues lo que a todos se nos pedirá al final del recorrido, es sin duda un mínimo de coherencia, y Javier Cinca lo cumple sobradamente.

Y toda esta reflexión al hilo de la lectura de Dramatis Personae. Los papeles del S.T.I. (STI Ediciones, 2014), su personal pasar revista a muchos años de labor como editor, como crítico y estudioso musical, como agitador cultural. Los papeles son una recopilación de artículos, entrevistas, textos memorialísticos, prólogos, todos de su autoría, que aparecieron muy a menudo en revistas de vida fugaz y escasa repercusión, o también en fanzines rompedores.






Aunque algunos de los protagonistas de dichos textos sean sobradamente conocidos (Burroughs, Canetti, Kafka), una gran mayoría son desconocidos, desconocidos para la masa, desde luego para la borreguil masa que se sacia con la basura más infecta, y que ni en sueños se asoma al mareo de cualquier abismo. Se trata de algún poeta maldito, de músicos de la experimentación, de grupos musicales de culto, de varios personajes maltratados por el “establishment”, por la “kultura” asentada y plana.

Javier Cinca ha sido el apasionado ferviente de las otras músicas, que primero abrió una tienda de vinilos en la famosa zona de bares de Moncasi en los felices ochenta, y que hace unos pocos años tuvo el atrevimiento de unir, bajo un mismo techo comercial, libros de lance y venerables vinilos.

Es así mismo, el editor que publica lo que le viene en gana: alguna novela que bien podría ser tan comercial como cualquiera, si es que en este país los grandes editores realmente publicaran lo que vale la pena, y no únicamente lo que les llega recomendado por sus amiguitos; poemarios de los crudos, de los densos, de los “beat” sin nombre en la nomenclatura oficial; pequeñas joyas que nos descubren autores extranjeros que se asomaron hace ya algún tiempo a esta tierra nuestra, o a nacionales descartados por el rígido fluir del canon literario. Y en ello sigue.

Vuelvo al libro. Se inicia con una cita nada inocente de un texto de Schopenhauer, a propósito del desprecio suscitado por los diletantes entre los eruditos. Es el avieso delito de cultivar una ciencia o un arte por el goce que se experimenta en ello. El goce que encontramos a lo largo de estas páginas de apasionado encuentro con las letras, con la música, con el arte. La intensa alegría de haber sido joven e inexperto, de haber vivido noches muy largas en bares con mucho humo y demasiadas sustancias, y ahora, de haber sobrevivido para poder contarlo.

Me interesa y me siento más a gusto con la parte más literaria del volumen. Yo también viví esa Zaragoza de la que se habla, aunque fuera diez años más tarde. Dos generaciones que inevitablemente todavía confluyeron, los restos de lo anterior flotaban en el ambiente, sus ecos permanecían.

Me arrastra ese proyecto para toda una vida, ese Sindicato de Trabajos Imaginarios, que empezó como un proyecto colectivo contra el aburrimiento y lo convencional, como promotor de aventuras musicales y boletines, de manifiestos y comunicados en la línea de las vanguardias de pro; y que, con el paso de los años daría nombre a una editorial pequeña, a una línea editorial valiente, discreta, auténtica.
 
 
 

¡Qué extraña fascinación producen los poetas malditos, los que se quedan al margen! Cómo no reconocer mi ignorancia ante la realidad de los poetas sonoros italianos. Sus nombres, sus obras, se me escapan. Javier Cinca bucea en esos mundos, como lo hizo cuando participó intensamente en festivales internacionales en sus años jóvenes, trayéndose un abundante  material que no ha querido dejar inédito.

No, el poeta Javier Cinca, editor y editado en el siglo XXI, con su notable Poemas de Londres (STI, 2008), firmado como Javier Viriato (su nombre de guerras pacíficas), no está en el Parnaso, ni el 2.0, ni en ningún otro. No creo que lo necesite.

 


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