Soy licenciado en Derecho y en
Filología Hispánica, pero es esta última disciplina mi verdadera pasión, que
hago realidad ejerciendo como profesor de Lengua y Literatura en secundaria.
Aunque ahora trabajo en el instituto de Zuera, el IES Gallicum, muy cerca de
donde resido, los tres años anteriores fui muy feliz en Barbastro, en el IES
Hermanos Argensola, donde conservo buenos compañeros y amigos.
Años de lecturas infantiles y juveniles, cómo no, los
inolvidables tebeos de aquella época, desembocaron de forma natural en la
escritura. Ya no recuerdo si fueron primero los poemas o los relatos cortos,
desde entonces me muevo entre esos dos terrenos movedizos, creando poemas con
alto contenido narrativo y relatos con una considerable carga lírica. Comencé a
escribir intensamente a partir de un curso de creación literaria en el que
participé, en la Universidad Popular de Zaragoza, a cargo del poeta Alonso
Cordel y que, más adelante, se convirtió en un grupo y tertulia literaria,
Hermes.
En cuanto a mi experiencia editorial, elaboré un primer
poemario en forma de libro-objeto, totalmente artesanal, bajo el nombre de Viento y desamor, y que incluía poemas
con los que se realizó una selección publicada por la Institución Fernando el
Católico, dentro de un volumen colectivo, “Poemas a viva voz”, un título que
hacía referencia a la previa lectura en público de dichos poemas en la sede de
la institución.
Más tarde, en el año 2000, después de haber vivido cinco años
en Inglaterra (lo que revela otra de mis pasiones, el conocimiento de
lenguas y culturas extranjeras) y haber regresado a España por amor, publico mi
primera obra en solitario, En arte de
magia, con la editorial Velasolas, formada por algunos de los componentes
del grupo literario indicado anteriormente, con participación de artistas como
Ángel Aransay en el volumen, uno de los pintores zaragozanos más reconocidos; y
con prólogo de Túa Blesa.
Trece años después, la editorial Latas de Cartón, de José
Orna, saca a la luz Piedras que no llegan
al mar, un poemario que incluye algunas composiciones con referencias a
diversos aspectos sociales junto a otras más intimistas, como poemas de amor o
metafísicos, pero todos con un punto de conexión en el título, del que había
prescindido anteriormente. En el libro también participa el fotógrafo Javier
Parcero, mi hermano, y autor, entre las otras que ilustran el poemario,
de la foto de la portada, que tan plásticamente adelanta el contenido del libro.
En cuanto al significado de su título, en las montañas hay
una especie de río de piedras (¿glera, en aragonés?) que lleva a pensar qué ocurre con ellas pues, al
contrario de lo que dice Jorge Manrique, no todos los ríos llegan al mar. Todos
los poemas tienen un título en femenino, son piedras que, como las anteriores,
nunca llegarán al mar. También hay una parte de reivindicación de la identidad.
Tengo orígenes marítimos porque mi padre era gallego, pero mi
identidad se ha fraguado en Aragón. Me sentía como una de esas piedras que, en
el fondo, está contenta de no llegar al mar, porque no lo necesita para vivir.
Es un lugar sorprendente y hermoso, me gusta disfrutar de su vista, pero no es ni
mi paisaje ni mi destino vital, y sí lo es esta tierra de Aragón, que puede ser
muy dura pero también es muy hermosa.
No destaco ninguna influencia concreta en mis poemas. Todas y
ninguna. Leo mucho, aunque no soy un gran lector de poesía. Los grandes que
me han emocionado, como Gil de Biedma o Neruda, algunos poemas de Luis García Montero y Mario
Benedetti, no creo que hayan tenido una plasmación directa en mi obra. Como
estudioso de la Lengua y de la Literatura todo lo que he leído y analizado me
ha podido influir, la poesía social y la de distintos escritores, y hoy
destacaría a una serie de poetas aragoneses contemporáneos que consiguen
conjugar vida y lírica en poemas llenos de autenticidad, porque la poesía no sólo
son versos, se puede expresar de muy diferentes maneras.
Por encima de todo me considero un educador: para saber
transmitir a los alumnos he tenido que
aprender a apreciar la musicalidad de los poemas, a sentir el ritmo de los
versos. Comprender la poesía depende de la sensibilidad de cada persona, los
poemas atraviesan el corazón o se quedan en la superficie.
En cuanto a mis más recientes proyectos, ando detrás de que
me publiquen un volumen de microrrelatos, con el título de Cabeza borradora. Ya estoy enfrascado en la redacción de unos nuevos relatos que
dan voz a las distintas maneras de sentir amor, dentro de un proyecto más
amplio en el que también participan otras dos autoras a las que admiro. Como
amante del arte dramático que soy, no hace mucho que terminé una obra de teatro
en tres actos, que me gustaría ver estrenada algún día sobre un escenario, y
que trata sobre ese límite difuso entre la cordura y la locura.
Creo en el poder mágico y seductor de la
palabra. Mi vida gira en torno a todo lo que eso significa.
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