Siguiendo la estela de otros cartoneros anteriores, esos
libros artesanales con lomo elaborado artísticamente para hacer de cada copia
un ejemplar único e irrepetible, el Ateneo Jaqués lleva ya un tiempo publicando
unos cuantos de ellos. Me voy a ocupar a continuación de algunos, los que hasta
ahora han llegado a mi poder y he leído.
“Un alto en el camino”, de Marcos Callau
Recopilatorio de poemas con mucho jazz, abundantes alusiones
pictóricas, homenajes a amigos poetas, o a pintores como Eduardo Laborda o Van
Gogh, también al Sinatra idolatrado por el autor, a los Fitzgerald (Ella y
Scott F.); incluso con “bonus tracks”, algo que todo buen volumen de piezas
musicales debe tener.
“Mientras la
radio escupe baladas de jazz
y “smoke
dreams”
yo prefiero
imaginar tus dedos
atrapando
este cogollo de luna amarilla.
Te veo
desmenuzando su luz
como las
sílabas que forman una palabra perfecta,
sobre el
papel,
y te pienso
fumando esta luna llena
de aroma tan
dulce, tan índica y caprichosa.”
“Papers de
botill (mensajes en una botella)”, de Lucía Pons Escrich
La autora menorquina afincada en Aragón, compone versos
isleños que en realidad son un valiente ajuste de cuentas con la existencia,
con lo sentido y lo vivido. Compone así mismo versos pirenaicos, versos que en realidad son
la crónica poética de sensaciones anotadas en la memoria, de estremecimientos y
experiencias recreados en el momento en el que se vive y más adelante, y hacia
atrás, como en un baile onanista pero que acaba siendo expuesto.
“Una madrugada,
todo el amor guardado en una botella,
dejado en una playa inaccesible,
regresa a las manos de un transeúnte
desocupado
cómplice de un mar que nunca ha habitado.”
“Treinta buenos días y diez felices sueños”, de Kike Ubieto
El músico, cantautor, integrante del grupo “Os chotos” de
Embún, aragonés en el alma, catalán vital, artista multifacético, se propuso “saludar
al sol” cada mañana durante treinta días, y despedirse por la noche al final de
cada uno. Reconoce en el propio volumen haber revisado a veces esa escritura
“semiautomática”, esa creación en estado de transición entre el sueño y la
vela, ese territorio de nadie que merece ser explorado. Escritura “en estado de
gracia”, llena de positividad y reflexión. Un chacartonero bellamente diseñado,
sencillo, motivador.
“EL
SOL
liviano,
hace equilibrios
donde
cortan cielo y mar;
ya se afila la aurora para rasgar
las sombras del primer instante.
Levedad de
las palabras que al fin nos trae la Luz.
Prometeo,
prende el alba con el fuego del nuevo Día.
Pasajeros
del Mundo: zarpamos de aquí a un momento.
¡Buen viaje
Planeta Tierra!
¡Buenos
días, Vida inteligente!”
“Entremeses”, de Javier Castán Usieto
Como bien dice su autor, se trata de unas “crónicas
meteoro-anímicas”. El tiempo fluye con ellas, y no sólo el meteorológico, las
horas indoloras y las temibles, las que duran una eternidad y las fluyentes;
los días como esferas en las que retratar los estados vitales, ninguno
exactamente igual que el anterior; mes a mes estrujarse los sesos para
encontrar el fino humor oculto en casi cualquier palabra, en ingeniosos juegos
de letras; abrumador y reiterado el ritmo biológico de las estaciones.
PARTE METEORO-LÍRICO
“Entre nubes y claros
a-magos de primavera,
a-normalidades
que quitan la magia de su explosión.
El sol es un corazón arrítmico
con prima de riesgo,
sin vera de luna,
faro del tránsito de sus noches.
Sin marcapasos,
con cortapisas,
dando tumbos sobre la tumba
de su invierno.
envuelto entre la niebla
de su ceniza
sin ver a su vera…¡no!
(JCU, desde el observatorio real de la Cima de Marzo, desde
el 31)”
“Hogueras y témpanos”, de Jorge Ayesa
El poeta se pregunta, se cuestiona, se hace planteamientos. Y
lo primero es su entorno: su paisaje, Jaca; su familia; sus contradicciones, y
la intensidad, y el amor o el desamor. Las palabras con toda su carga
emocional: en los descubrimientos, en las decepciones, también en las
convicciones más profundas. Buscamos, y en ese camino, tan a menudo
desorientados, elevamos la cabeza para escribir un poema.
Incendios en un iceberg.
“De repente, ahí estás.
No importa si es de día o de noche
No importa nuestro día a día
Y tus ojos se encuentran con los míos
Proponiendo sin palabras:
Derretir tu hielo… y el mío.
Qué entrada, Juan José. Solo podemos estar agradecidos y entusiasmados desde el Ateneo Jaqués. Gracias por ese cariño con que has leído nuestros Chacartoneros!!!
ResponderEliminarQué chula tu entrada, ¡Muchas gracias Juan José!
ResponderEliminarCurrada entrada Juanjo! Con cuánto cariño has tratado a nuestros Cha Cha ChaCartoneros. Así da gusto. Mil gracias!!!
ResponderEliminarGracias, por darle la importancia que tienen a estos Cha Cha Chacartoneros, son obras de arte, aunque haya gente que no sepa apreciarlo, lo dice una Chacartonera orgullosa de serlo.
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