miércoles, 28 de enero de 2015

Chacartoneros, cha cha cha car to neeee ros!!!!!!


Siguiendo la estela de otros cartoneros anteriores, esos libros artesanales con lomo elaborado artísticamente para hacer de cada copia un ejemplar único e irrepetible, el Ateneo Jaqués lleva ya un tiempo publicando unos cuantos de ellos. Me voy a ocupar a continuación de algunos, los que hasta ahora han llegado a mi poder y he leído.

 



 

 

“Un alto en el camino”, de Marcos Callau


 

Recopilatorio de poemas con mucho jazz, abundantes alusiones pictóricas, homenajes a amigos poetas, o a pintores como Eduardo Laborda o Van Gogh, también al Sinatra idolatrado por el autor, a los Fitzgerald (Ella y Scott F.); incluso con “bonus tracks”, algo que todo buen volumen de piezas musicales debe tener.

 

“Mientras la radio escupe baladas de jazz

y “smoke dreams”

yo prefiero imaginar tus dedos

atrapando este cogollo de luna amarilla.

Te veo desmenuzando su luz

como las sílabas que forman una palabra perfecta,

sobre el papel,

y te pienso fumando esta luna llena

de aroma tan dulce, tan índica y caprichosa.”

 

 

 


“Papers de botill (mensajes en una botella)”, de Lucía Pons Escrich


 

La autora menorquina afincada en Aragón, compone versos isleños que en realidad son un valiente ajuste de cuentas con la existencia, con lo sentido y lo vivido. Compone así mismo  versos pirenaicos, versos que en realidad son la crónica poética de sensaciones anotadas en la memoria, de estremecimientos y experiencias recreados en el momento en el que se vive y más adelante, y hacia atrás, como en un baile onanista pero que acaba siendo expuesto.

 

“Una madrugada,

todo el amor guardado en una botella,

dejado en una playa inaccesible,

regresa a las manos de un transeúnte

desocupado

cómplice de un mar que nunca ha habitado.”

 

 

 


“Treinta buenos días y diez felices sueños”, de Kike Ubieto


 

El músico, cantautor, integrante del grupo “Os chotos” de Embún, aragonés en el alma, catalán vital, artista multifacético, se propuso “saludar al sol” cada mañana durante treinta días, y despedirse por la noche al final de cada uno. Reconoce en el propio volumen haber revisado a veces esa escritura “semiautomática”, esa creación en estado de transición entre el sueño y la vela, ese territorio de nadie que merece ser explorado. Escritura “en estado de gracia”, llena de positividad y reflexión. Un chacartonero bellamente diseñado, sencillo, motivador.

 

                                               “EL

                                                  SOL

 

                                   liviano, hace equilibrios

                                   donde cortan cielo y mar;

                                  ya se afila la aurora para rasgar

                                  las sombras del primer instante.

            Levedad de las palabras que al fin nos trae la Luz.

            Prometeo, prende el alba con el fuego del nuevo Día.

            Pasajeros del Mundo: zarpamos de aquí a un momento.

            ¡Buen viaje Planeta Tierra!

 

            ¡Buenos días, Vida inteligente!”

 

 

 


“Entremeses”, de Javier Castán Usieto


 

Como bien dice su autor, se trata de unas “crónicas meteoro-anímicas”. El tiempo fluye con ellas, y no sólo el meteorológico, las horas indoloras y las temibles, las que duran una eternidad y las fluyentes; los días como esferas en las que retratar los estados vitales, ninguno exactamente igual que el anterior; mes a mes estrujarse los sesos para encontrar el fino humor oculto en casi cualquier palabra, en ingeniosos juegos de letras; abrumador y reiterado el ritmo biológico de las estaciones.

 

PARTE METEORO-LÍRICO

 

“Entre nubes y claros

a-magos de primavera,

a-normalidades

que quitan la magia de su explosión.

 

El sol es un corazón arrítmico

con prima de riesgo,

sin vera de luna,

faro del tránsito de sus noches.

 

Sin marcapasos,

con cortapisas,

dando tumbos sobre la tumba

de su invierno.

 

envuelto entre la niebla

de su ceniza

 

sin ver a su vera…¡no!

 

(JCU, desde el observatorio real de la Cima de Marzo, desde el 31)”

 

 

 

 


“Hogueras y témpanos”, de Jorge Ayesa


 

El poeta se pregunta, se cuestiona, se hace planteamientos. Y lo primero es su entorno: su paisaje, Jaca; su familia; sus contradicciones, y la intensidad, y el amor o el desamor. Las palabras con toda su carga emocional: en los descubrimientos, en las decepciones, también en las convicciones más profundas. Buscamos, y en ese camino, tan a menudo desorientados, elevamos la cabeza para escribir un poema.

 

Incendios en un iceberg.

 

“De repente, ahí estás.

 

No importa si es de día o de noche

No importa nuestro día a día

 

Y tus ojos se encuentran con los míos

Proponiendo sin palabras:

Derretir tu hielo… y el mío.

 
[…]”






4 comentarios:

  1. Qué entrada, Juan José. Solo podemos estar agradecidos y entusiasmados desde el Ateneo Jaqués. Gracias por ese cariño con que has leído nuestros Chacartoneros!!!

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  2. Qué chula tu entrada, ¡Muchas gracias Juan José!

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  3. Currada entrada Juanjo! Con cuánto cariño has tratado a nuestros Cha Cha ChaCartoneros. Así da gusto. Mil gracias!!!

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  4. Gracias, por darle la importancia que tienen a estos Cha Cha Chacartoneros, son obras de arte, aunque haya gente que no sepa apreciarlo, lo dice una Chacartonera orgullosa de serlo.

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