La vida es una acumulación de
desvíos. Algunos hemos optado por asumir coherentemente nuestras desviaciones,
otros prefieren dar un rodeo a su propia existencia fallida. Son las dos
acepciones que encuentro para detours
en el diccionario Inglés-Español de Oxford: desvío y dar un rodeo. Un
sustantivo, pero nada raro en inglés, también un verbo. La acción en sus dos
versiones.
Un título sugerente por tanto,
para una colección de relatos que el autor reconoce como una “mezcla de
reminiscencias, de observaciones y de
historia, que contienen al mismo tiempo humor y melancolía”.
Tony Rickaby se ha pateado las
calles de Londres, y en especial de su multicultural y complejo barrio del sur
de la ciudad. Ha deambulado por esos enormes bloques que de cuando en cuando
aparecen entre el a primera vista idílico paisaje de casitas bajas, bloques que
en el pasado fueron frecuentemente viviendas sociales proporcionadas por el
ayuntamiento con alquileres asequibles a ciudadanos con escasos ingresos, mamotretos
hoy día privatizados, lo que aconteció a causa del vendaval Thatcher.
El paisaje tiene nombre, ese
Brixton demonizado y ensalzado a partes iguales, ese pedazo de sur londinense
repleto de expatriados caribeños con la rabia en los ojos y en las palabras, en
los gestos. Un barrio como cualquier otro, pero completamente único. Rincón de
altercados, de mercadillo, de vigorosa agresividad y mezcla, mucha mezcla, y
conflicto, y preguntas.
Nuestro escritor ha recorrido también
los senderos de su memoria, de sus recuerdos. Ha creado narraciones de ficción,
así como lo que él mismo denomina “no
ficción creativa”. “Bits and pieces”, fragmentos de existencia y de
contemplación pausada, reflexiva de la realidad, del pasado:
“I finally
find my phone and shut the front door behind me. Trying to get out of the house
always takes too long. And once I do leave then I´ll probably have to go back
for something: credit card, or change or I should be wearing something warmer
or to make sure I´ve really locked the front door.
I´ll walk.
Should take about an hour.
Although
walking speeds can vary greatly depending on such things as height, weight,
age, terrain, load, culture, effort and fitness, the average is about three
miles an hour.
On June 25
1944, just after midnight, a V1 bomb fell in Studley Road, demolishing 10
houses and severely damaging 30, including the Methodist church. Three people
were killed. Two months later, on the afternoon of August 20, another V1 fell in
Studley Road…
I cross over
by the war memorial. Three men –they look Somali or Ethiopian- are getting out
of a battered Fiat Punto. One is wearing a dark top with NEW YORK printed
across the front.
“I think
you´ll get a ticket leaving it there”, I tell them, but they ignore me.
I´m talking
to myself again. But only when I´m on my own, when there´s nobody around. I
know I´m doing it. Not whole conversations, just little questions like: “Why
can´t that be true?” or “How could that happen?” They often seem to be regrets
for things in the past that I did or didn´t do. Stupid things. Wondering how my
life might have turned out if I´d made different decisions about certain
things. I keep resolving to stop, but I can´t help myself.
[…]”
(Fragmento del relato Bomb walk)
Tony es un artista. En el sentido
más amplio de la palabra, igualmente en el más restringido. Sus cuadros, sus
esculturas, sus intervenciones suelen tener una gran carga conceptual. Mientras
residí en Londres, tuve el privilegio de acudir a su casa con frecuencia
(después lo he hecho en cada una de mis posteriores visitas, ya como turista) y
asistir a diferentes olas de su creatividad, que iban sucediéndose y
complementándose.
Le fascinan los letreros, las
palabras, las letras, los signos, las señales. Ha publicado poesía. Ahora
llegan estos desvíos que parecen indicar que a menudo la vía que seguimos no es
precisamente la línea recta. Desviarse para no perderse lo esencial.
Entretenerse en los detalles, recurrir a lo extraordinario para aportar sentido
a la banal rutinaria nada. Los pies se dirigen solos hacia lo divergente, a lo
moroso, a lo cotidiano e insustancial. Como bien se puede observar en una de sus fotografías, la que incluyo a continuación, aparentemente tomada sin más de la realidad, pero que va más allá del testimonio para recrear poéticamente el entorno:
He podido comprobar la afición
obsesiva de los anglosajones por las citas. Ese reino de lo medido, de lo
extraído para ser conveniente argumento en la ocasión a la que nos enfrentemos.
Ocurre algo semejante con los archivos, con las noticias que pasan a ser
crónica de otras épocas. Nos refugiamos en esos datos polvorientos del pasado
para recrear recuerdos y hacerlos más vivos y sugerentes. No faltan citas y notas de archivo en los relatos de este volumen, parte esencial de esa "no ficción creativa" que pretende compartir con sus lectores.
Tony no pierde la oportunidad de
recuperar la gran guerra, la posguerra. Los huecos dejados por las bombas. El
racionamiento. Los bombardeos, y el ritual para protegerse de ellos. Las
miradas, los usos olvidados, el hambre, la muerte. El tiempo recreado y
requerido para que se postule de nuevo en palabras escritas desde el hoy.
Como profesor de idiomas me fijo
así mismo en la pulcra concisión del vocabulario elegido por el autor de estos relatos. Prescinde
de raras palabrejas más propias del Barroco y prefiere la exactitud de los
términos más directos. Los que lo conocemos sabemos que en la conversación
también va a usar el número justo de frases, ni una palabra más de aquellas que
le sirvan para conseguir el efecto pretendido.
Es ese sentido práctico tan
británico a nuestros ojos, aunque seguramente él considerará que es algo más
personal que todo eso. La tradición británica de ser ocurrente, de recurrir a
la palabra con múltiples sentidos, que se cargue de ironía, de humor negrísimo,
que rasque en el alma e impacte al llegar a los oídos. Y lo dirá aunque pese,
aunque no sea quizá del todo políticamente correcto, porque lo ve así y se
siente con el rigor suficiente para expresar sus puntos de vista. Por
honestidad y coherencia.
Echen un vistazo, Amazon nos lo
trae a casa, y podemos además asomarnos a otros de sus libros, Tony es también poeta,
ensayista, especialista en arte:
Tony es mi amigo, de lo cual
estoy muy orgulloso. Un honor haberte conocido. Querido Tony, me gustaría ser
capaz de escribir todo esto en tu idioma y no sonar a falso, o quedarme corto,
o ir demasiado lejos, pero me queda la tranquilidad de que podrás aproximarte
con holgura a lo que he querido transmitir con mis palabras.
Que bonitos resultan los libros a través de tus palabras, y que bonita la vida, que no es una línea recta. Un beso
ResponderEliminarLas líneas rectas, para los edificios. El mundo está lleno de desvíos por los que perderse, Arantza.
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